lunes, 30 de junio de 2014

Deliciosa luz de la tarde

Las tardes de los primeros días de verano son deliciosas, con un tiempo meridianamente tibio,  un resplandor moribundo de bronce dorado y nítido sobre  ondas conmóvidas y plácidas del mar, el aroma grato de las adelfas rosadas junto al cloro de las piscinas amancebadas de muchachos experimentando sus concupiscencias y el aroma de la sandia desbrozada en labios ancilares y carnosos, todo conjugado en una fragancia estival inconfundible y amable, gratamente reconocible en escalofrio de intenso placer. Esa misma luz de conclusiones y sentencia, moribunda matizando los contornos, de cuerpos menudos y delicados, acariciando los ojos y las mejillas  de innumerables pensamientos, descansando sobre los hombros desnudos , suaves, tostados, de  hombres sonrientes, de sonrisa satisfecha y complaciente, de gozo estetico indescriptible para los ojos inmateriales de la conciencia, casi desnudos en sus vehículos abiertos al cénit, sin ropa interior, sensitivos y abiertamente homoeroticos, entregados a su pegregrina libertad y a su complaciente apetito (gay). Puedo disfrutarlos tan solo con mi olfato, aspiro su generoso olor corporal, es un aroma adictivo, en él se conjuga el perfume, el tacabo que no es desagradable, el aroma de su cuerpo...Conquista primero con su aroma corporal, luego con su cuerpo grande y generoso como la explanada de una patria inmensa, de costados, pectorales, vello, hombros, axilas, brazos suaves, cuello suavisimo donde la lengua y los labios disfrutan su recreo sin poner limites al tiempo, orejas de sabor dulce a la misma boca, toda la noche repasando cada palmo de esa gran región corporal, mejillas angulosas, labios masculinos, piel suave y tersa libre del dolor, del estres, del sufrimiento, de la arruga y sequedad consustancial a todo ello, jugoso entregandose generoso a la fiesta de los sentidos, y luego volver a recordar el sabor de un beso de hombre a hombre de cuerpo a cuerpo tantos años olvidado, intercambiar el ADN de la lengua y la saliva, y compartir el chocolate y el vino, de boca a boca, derramar el yogur por todo su cuerpo, y finalmente, manchar su entrepierna de yogur, y limpiarselo con la boca lentamente.
Satisfechos y desnudos, pasan camino a sus lejanos destinos y la luz sobre sus sonrisas y sus rostros llena su visión sublime de melancolia de no poder poseer esa belleza dentro de mi, dentro de mi cuerpo, todos los hombres dentro de mi, dentro de mi espiritu, y yo estar en todos. Estar dentro de todos, y todos dentro de mi. Sentir no solo su amistad inmaterial y fantaseada, sino sentir poder gozar y sentirse penetrado de esa belleza espiritual y estetica.
Sentir la exploración del cuerpo, y la exploración psicologica a traves del cuerpo y a lo que sugieren sus sentidos y sus oscuras fantasias, de entrega incondicional e intima. Después de la larga amargura, la larga frustración, sentirse repartido en la felicidad de los sentidos, y la felicidad de estar con él, solamente verle es suficiente para sentir placer, y sentir que sonrie al verte y se siente comodo contigo, basta para ser feliz. Primero conquista el olfato, luego la vista, luego el olfato, luego el tacto, luego los labios homedos e insaciables, luego el abrazo, luego las partes más intimas y cálidas, luego las apetencias gimnasticas, luego la visión estetica de un momento, la visión del pensamiento y de la emoción, y luego del delirio y de la entrega total a la inconsciencia de la fantasia. A veces los sueños se cumplen, el sueño de estar con un hombre o un muchacho, y disfrutar de él incondicionalmente y sin obstaculos, de una generosa y heroica entrega al amor de la amistad de hombre a hombre. El sueño más sublime, y poder abrazarlo y estrecharlo durante horas rozando el idiotismo y la locura, la espiritualidad lacerante, el gozo sin medida, en estas manos y esta boca, y el resto del tiempo sobrante entre las piernas, enlazadas, forcejeando. Un amor sin condiciones y sin excusas, sin peros. Un sexo bien repartido y unos atributos bien entregados.

La tarde se derrama en un conmovedor dorado y granate, en rosados, preludios de la helada y humeda madrugada.




viernes, 6 de junio de 2014

Me sentí feliz de poder verle pasar de lejos, sin necesidad de nada más


Al trasponer las claras del día, mi vista se sintió obsequiada por la imagen agradable de un espigado chico gay de piernas finisimas, alto y estilizado vestido de negro todo, precioso bolso, labios carnales, contornos iguales, y la melena cargada y vivamente pelirroja, habia mucha vida en sus pupilas como una llamarada de la inteligencia dificilmente de mitigar, la imagen sublime encarnada por un estilista gay, que cruza una calle cerca del mar, y es como una idea luminosa frente a ti.

Luego por la tarde fue la inspiración, imagen amable y grata, de una pareja de hombres de rostros sexys y agradables. Resulta amable la vista escrutadora invadida de respeto, que solo pretende conocer y no enjuiciar cruelmente. Los valores a veces se perciben en los gestos más diminutos, en el matiz mínimo, como prefiguración de las palabras, colorando estas. La mejor inspiración para mi, es la que no se comparte inmediatamente, y en cambio forma parte de la felicidad personal presente. Ni siquiera me es necesario conocerle intimamente, tan solo su presencia o su existencia basta para llenar un largo tiempo de un algo especial. Las cosas no deben ser forzadas ni extraidas obligatoriamente, mejor dejarlas libres darse a la sugerencia. A veces, en medio de la nada  nos sentimos tan llenos, y no podemos compartirlo con nadie, y otras veces es el agobio y la esterilidad completamente rodeados de gente monotona y falsa. Pero es en las personas que vienen y van caprichosamente donde sobrevienen las emociones nuevas y más felices.

lunes, 2 de junio de 2014

No hay nombre ni quiero darlo


Exigua fruición contenida en un segundo, ahí me hirieron las pupilas como lanzas, que no eran mías. Guardaron mi vista de la envidia zahiriente para entregarme la de granados chicos, que severa y contadamente dieron sentido al silencio gesticulador y prendido en ello, me dieron las letras colorando incluso el aire de matiz y el tiempo de sentido. Pero esa emoción subjetiva e indescifrable que no sabe de lengua sino de matiz y gesto, es para ser sentida no para ser clasificada ni compartida con todos si no fuera el todo una selección de personas buenas sensibles a tal sentimiento.
Dando a la alegria de sentirse sencillo como los adolescentes vagabundos y pícaros de Mark Twain y libre, libre de la mirada obscena del prejuicio y de la envidia de los seres de la abyección, libre solo para amar a esos, esos que regalan su apreciar, su distinguir, su conferir, sus lanzas de aprecio y los manos tendidas como tiende el racimo el fruto de su buen concepto.

Esos desnudos, como esos que van desnudos y corren campo a través o a través de la playa, y desnudos se conocen, porque de amor y homoerotismo van vestidos.