viernes, 6 de junio de 2014

Me sentí feliz de poder verle pasar de lejos, sin necesidad de nada más


Al trasponer las claras del día, mi vista se sintió obsequiada por la imagen agradable de un espigado chico gay de piernas finisimas, alto y estilizado vestido de negro todo, precioso bolso, labios carnales, contornos iguales, y la melena cargada y vivamente pelirroja, habia mucha vida en sus pupilas como una llamarada de la inteligencia dificilmente de mitigar, la imagen sublime encarnada por un estilista gay, que cruza una calle cerca del mar, y es como una idea luminosa frente a ti.

Luego por la tarde fue la inspiración, imagen amable y grata, de una pareja de hombres de rostros sexys y agradables. Resulta amable la vista escrutadora invadida de respeto, que solo pretende conocer y no enjuiciar cruelmente. Los valores a veces se perciben en los gestos más diminutos, en el matiz mínimo, como prefiguración de las palabras, colorando estas. La mejor inspiración para mi, es la que no se comparte inmediatamente, y en cambio forma parte de la felicidad personal presente. Ni siquiera me es necesario conocerle intimamente, tan solo su presencia o su existencia basta para llenar un largo tiempo de un algo especial. Las cosas no deben ser forzadas ni extraidas obligatoriamente, mejor dejarlas libres darse a la sugerencia. A veces, en medio de la nada  nos sentimos tan llenos, y no podemos compartirlo con nadie, y otras veces es el agobio y la esterilidad completamente rodeados de gente monotona y falsa. Pero es en las personas que vienen y van caprichosamente donde sobrevienen las emociones nuevas y más felices.

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