miércoles, 15 de julio de 2015

calles, abrazos fugitivos




Menudo, ancilar y lánguido
extendió su brazo grácil
en el otro extremo pelágico
apreto una mano morena el puño,
caminando juntos como bailando
tiró del brazo tras de sí en un nudo
que trascendió en un abrazo
lleno de melancolía que hizo
tributo al silencio, tributo al amor
más sagrado, intimo y larvado:
el chico gay de las mechas rubias
y los pies desnudos;
lo envolvió en un abrazo como una danza,
lo devoró al cuerpo de su amor moreno y desnudo,
oculto en su seno de terciopelo,
como un saludo.
Evanescentes pies sobre huellas grises,
como pies de plumas, 
 gráciles como la danza inefable
que se extingue si se aprehende,
melancolía de abrazos silenciosos,
que otros dias fueron lagrimas y sonrisas
y pontarse uno al otro jugando a los caballitos sobre la arena, en dias de sol, libres, despejados, casi sin nadie, más que el mar, el vacio abierto...

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